La última noticia que tuve de Rodrigo García fue cuando junto a Marino Formenti, y un buen puñado de gente del teatro que admiro, entre ellas de su propia compañía "La carnicería", montaron para el CDN "Gólgota picnic". En la Schaubühne de Berlin presentó el año pasado su monólogo de apenas una hora "Prefiero que me quite el sueño Goya a que me lo quite cualquier hijo de puta", en alemán »Soll mir lieber Goya den Schlaf rauben als irgendein Arschloch«.
Fue para el F.I.N.D. (Festival of International New Drama) 2011, pero el Goya de Rodrigo García continúa reponiéndose y ya está aquí el F.I.N.D. 2012 y tiene pinta de que la obra siga y siga. A mí me atrae de su teatro no exactamente lo más radical, aunque entiendo que muchos copian eso y que uno de sus méritos es abrir un camino más o menos nuevo, sino lo que me toca más directamente porque me interesan o remueve: la comida o Goya, por ejemplo, y todo ese manoseo que se trae con nuestros mitos culturales, los libros, la rebelión espontánea, contra la estupidez y la norma.
Otro atractivo del Goya de García es ver a Lars Eidinger, una especie de fenómeno aquí en Berlín que a veces va sobrado en la obra, pide texto y hace lo que le da la gana. Que es un gran actor de teatro, generoso y físico no cabe duda, en el "Hamlet" dirigido por Thomas Ostermeier, una adaptación que ha recorrido medio mundo y que todavía se repone en la Schaubühne, lo demuestra encarnando a un príncipe fofo cuya locura y redención guía un comportamiento realmente violento y visceral.
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