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lunes, 24 de septiembre de 2012

Teju Cole, V.S. Naipul, Joseph Conrad: natives on the boat


Teju Cole es un escritor norteamericano de origen nigeriano autor de una novela titulada Open City. Fotógrafo, crítico de arte, colaborador habitual del New Yorker, New York Times etc., etc. Por él he sabido de la existencia del proyecto artístico A Room for London.


A Room for London es un proyecto que ofrece hospedaje en la capital británica en un lugar un tanto inusual: una réplica del barco de Conrad, Des Roi des Belges, que usó en su viaje al Congo y que derivó en el famoso relato El Corazón de las Tinieblas. Un barco suspendido sobre el río Támesis, más bien posado en la azotea del Queen Elizabeth Hall, y que durante el 2012 ha servido y servirá como observatorio, estudio y lugar de creación para aquellos artistas que sean invitados.


What is A Room for London? from Artangel on Vimeo.

Teju Cole -lo cuenta aquí-, durante su estancia en el barco decidió escribir un ensayo sobre el encuentro que mantuvo con V.S. Naipul en un maravilloso loft neoyorquino, invitado junto con otros jóvenes talentos de origen africano a pasar una velada con el escritor -el gran escritor del mundo colonial-. Un ensayo divertido y atrevido, digno de la supuesta idea del proyecto: la reflexión. Paralelismos curiosos entre el vértigo de Naipul como anécdota que enlaza con el vértigo de la lectura y la creación; sobre el punto de vista del nosotros frente a ellos -los niggers, ese término con el que, según Teju Cole, Naipul está tan encariñado-; reflexiones del viajero, del colonizador, del observador desde la caja del cristal de un magnífico loft en el Upper East Side de Manhattan o desde el escritorio de un barco-réplica y con vistas increíbles desde el río Támesis -"What the fack I'm doing here?".
Su ensayo publicado también en The New Yorker es muy recomendable. Se puede escuchar en la versión Podcasts de la web. En diciembre pasará por el vaporcito Colm Toibim; habrá que estar atentos...

sábado, 22 de septiembre de 2012

Oma & Bella

Oma&Bella es un pequeño documental que se ha convertido en un inesperado éxito en la capital alemana. Alexa Karolinski, su directora, ha rendido un franco homenaje a su abuela (Oma) y la vieja amiga con la que vive (Bella), retratando su vida cotidiana, un día a día sin sobresaltos al que se asoman, sin embargo, las largas sombras del Holocausto. Tanto Regina Karolinski (Oma) como Bella Katz fueron niñas en los campos de concentración alemanes. Hoy las dos ancianas pasean por un nuevo Berlín, al que volvieron recién acabada la guerra, cocinan sin parar, cuidan a sus familias y amigos, y recuerdan con pesar a todos los desaparecidos. Un bonito documento sin más pretensiones artísticas, un retrato amable y casi "conciliador", si es que eso puede existir. Todavía en cines en Berlín.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Hans Fallada, "Solo en Berlín"



Me angustia vivir en un país del que no sé nada, o tan sólo los tópicos que manejamos todos. Poco a poco, me digo, pero como ayer encendieron ya la calefacción de la casa, me acordé del verano y sus nunca suficientes lecturas. Las dos últimas semanas de agosto las dediqué a Hans Fallada (seudónimo de Rudolf Ditzen) y su novela, escrita apenas unos meses antes de su muerteSolo en Berlín, cuyo título original se traduciría más bien como Todo el mundo muere solo. Emocionante novela sobre el caso concreto de un matrimonio berlinés que decidió oponerse al gobierno de los nazis recién estrenada la década de los cuarenta, o sea en plena guerra, a consecuencia, pero no solo, de la muerte de su único hijo en el frente. El matrimonio en el que está basada la historia existió realmente y Fallada trabajó con los informes que la Gestapo había realizado de ellos. Un matrimonio normal que formó parte de esas decenas de miles de alemanes que acabaron en los campos o fueron asesinados por oponerse a la tiranía de Hitler, la carrera bélica y la corrupción del partido nazi. No fueron muchos y muchas veces sus acciones eran realmente ingenuas, como demuestra la historia de este matrimonio que se dedicó a escribir postales durante tres años, unas casi trescientas postales críticas que dejaban en las escaleras de los edificios para que el pueblo tomase conciencia de la realidad. El pueblo alemán vivía sin embargo en el terror y la delación.  Cada postal se entregó inmediatamente tras ser encontrada a la SS sin cumplir su cometido o tan solo el cometido, inesperado, de aterrorizar al que la encontraba. El esfuerzo de aquel matrimonio no significó nada, o sí. El libro de Fallada es un llamamiento a la decencia y la humanidad, a los valores que nos unen a los demás y que siempre intentan ser derribados por los fascismos.



La vida del propio Fallada no fue fácil ni ejemplar, un joven de buena familia pero inadaptado, que fue de colegio en colegio hasta que con 18 años pisó por primera vez un hospital psiquiátrico y que durante toda su vida convivió con la dependencia a la morfina y el alcohol, y las miserias que esto supone; además fue acusado de desfalco, pasó por la cárcel y siguió publicando literatura de entretenimiento durante el mandato de Goebbels al frente de la cultura alemana, algo que le reprochan hasta hoy. Pero Fallada, con todas sus sombras, demostró en este libro que los hombres, aunque no perfectos, deben aspirar a comprender al otro, a ser piadosos y no tener miedo. Por otra parte el libro es un thriller estupendo, no de altísima calidad literaria pero de eficacia narrativa absoluta, que pasea por un Berlín que es destruido lentamente por los bombardeos y el odio mientras unos cuantos personajes se replantean, de una manera u otra, su papel en ese mecanismo del horror.

En las fotos, Fallada frente a un tablero de ajedrez, juego que aparece al final de la novela con nuestro protagonista esperando la muerte. Abajo, Elise y Otto Hampel, el matrimonio que inspiró los personajes Anna y Otto Quangel, fotografiados por la policía tras su arresto; y una de las postales que escribieron, la número 50 encontrada por la Gestapo.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

The White Review


¡Bien! El Nº5 de la revista The White Review ya está en mis manos. Y qué decir... Es el segundo ejemplar que manejo y ya está en la lista de imprescindibles. La revista tiene un diseño, en mi opinión, cuasi perfecto. Una combinación genial de simplicidad, buen hacer y lo mejor de todo: la elección tipográfica y la calidad del papel. Es una joyita, y si además le sumas la calidad de contenidos... La recomiendo de verdad, también su web. En este número aparece un artículo sobre el creador alemán Christoph Schlingensief y su proyecto inconcluso, The Opera Village Africa, -no conocía nada de él y me ha dejado con la boca abierta-; una entrevista con "el masca del Arte", el curator Hans Ulrich Obrist; más ensayos sobre arte -"¿Es posible ser revolucionario y que además te gusten las flores?"-, poesía, ficción, separatas con contenido extra... En fin, corran a por ella.








Dejo fotos, a ver si eso ayuda a despertar el interés. Ah, se me olvidaba. Tuve la suerte de conocer en persona a uno de los editores y al diseñador de la revista -luego supe su nombre, Ray O'Meara-. Son ingleses pero estaban de paso por Berlín presentando el número anterior y... Contexto: tienda favorita de revistas de la ciudad, Manuel coge el ejemplar de The White Review -el nº4- y empieza a elogiarme el diseño y demás muy muy entusiasmado -hablar español te hace poder ser todavía más efusivo porque piensas que nadie se está enterando-. Dos tipos más y una chica que les acompaña andan por la tienda igual que nosotros viendo revistas. Se acerca uno de ellos y nos dice: 
-I really recommend you this magazine. It's really good; but I don't know if I'm the right person to make this advice because... I'm the editor, and that man, introducing his companion, is the designer, Ray O'Meara...
-Oh, nice to meet you... 
Manuel flipado, su inglés... ya saben, y ¡fin de la historia!

sábado, 15 de septiembre de 2012

Y además...


Coincidiendo con la publicación de su tan esperada -brilliant magnum opus- Building Stories, Chris Ware expone estos días por Nueva York y Chicago algunas de las historias y dibujos de sus interiores. Después de once años de trabajo y diseño de contenido ¡por fin! en octubre estará lista la caja. Ya se vende por Amazon, claro, justo para que te la envíen calentita, y en este artículo del New Yorker te explican los interiores, los elementos que le sirvieron de inspiración, como por ejemplo la maleta de Duchamp, y uno de los prototipos de cubierta del New Yorker que va dentro de la caja y que jamás será utilizada.


Es buena, muy a tono con el texto del autor que acompaña la trasera de la caja:
With the increasing electronic incorporeality of existence, sometimes it’s reassuring—perhaps even necessary—to have something to hold on to. Thus within this colorful keepsake box the purchaser will find a fully-apportioned variety of reading material ready to address virtually any imaginable artistic or poetic taste, from the corrosive sarcasm of youth to the sickening earnestness of maturity—while discovering a protagonist wondering if she’ll ever move from the rented close quarters of lonely young adulthood to the mortgaged expanse of love and marriage. Whether you’re feeling alone by yourself or alone with someone else, this book is sure to sympathize with the crushing sense of life wasted, opportunities missed and creative dreams dashed which afflict the middle- and upper-class literary public (and which can return to them in somewhat damaged form during REM sleep).
Vía: http://www.itsnicethat.com/articles/chris-ware-building-stories

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Vuelta al cole by Chris Ware


domingo, 9 de septiembre de 2012

Echoes of voices


Ecos de voces en las altas torres... Berlín, gracias a Robert Montgomery, anda llena de poesía por las calles. Dos grandes luminosos en la entrada del aeropuerto de Tempelhof y unas veinte vallas publicitarias con sus textos distribuidos por toda la ciudad. Hay que andar atento, o mejor, no saber nada de nada y encontrarse de pronto con uno de sus mensajes en una valla y quizás la posibilidad de una forma de soñar diferente.
En esta entrevista para el periódico ex-Berliner el artista escocés explica el proyecto en su totalidad, el porqué de la elección del espacio del antiguo aeropuerto y más en concreto tres de las vallas publicitarias colocadas en los alrededores con un contenido más histórico y, paradojas del momento, bastante europeista. Interesante la referencia que hace a Víctor Hugo y al Congreso Internacional por la Paz de 1948.


Me encanta cómo se presenta el artista en su web. Dejo un vídeo y una de sus poesías que, según parece, algunos de sus fans se han empezado a tatuar. Berlín, septiembre, apesta a arte, huele a poesía.

Echoes of Voices Update #01 from mono.lux on Vimeo.

sábado, 8 de septiembre de 2012

"Mi madre", Richard Ford


Advertía que ella me quería; de vez en cuando me cogía aparte, temprano por la mañana, cuando podíamos estar juntos y a solas como dos personas adultas, y me preguntaba: "Richard, ¿eres feliz?" Y cuando yo le respondía que sí, me recordaba: "Tienes que ser feliz. Es muy importante".